Comprender los conflictos

En los conflictos profundamente arraigados, hemos tendido a pensar que la respuesta al conflicto representa principalmente la tarea de encontrar soluciones creativas a cuestiones difíciles. Sin embargo, lo más frecuente es que los problemas no sean más que una expresión visible de lo que ocurre en la relación. Los problemas van y vienen. Las relaciones continúan incluso cuando se ven acosadas por la violencia y la distancia. Al menos un grupo de autores sugirió que si uno se pelea por el mismo asunto más de tres veces (con su cónyuge o con un país vecino) la pelea tiene que ver con la relación, no con el asunto. Cuando nos involucramos en los aspectos relacionales, nos situamos de lleno en el «sistema de raíces». Nos esforzamos por ver qué hay debajo de la cuestión: Para entendernos de forma más explícita y directa; ver desde la percepción del otro; aclarar cuáles son nuestras esperanzas y temores para la relación; generar confianza; apelar al reconocimiento, la responsabilidad y la rendición de cuentas; y, en última instancia, redefinir nuestra relación…