Convertirse en enemigo

Una noche sonó el teléfono en nuestra casa de San José de Costa Rica. Estaba tumbado en la cama leyéndole un libro a Angie, que entonces tenía tres años. Al otro lado de la línea estaba la voz familiar de un líder miskito clave en la resistencia armada que había estado luchando contra el gobierno nicaragüense, una persona que se había convertido en un amigo íntimo el año anterior.

«John Paul», dijo. «Tengo noticias difíciles. He sido informado por una muy buena fuente de que hay un plan para secuestrar a su hija. Quieren que salga del país».

Incluso ahora, todavía puedo sentir el escalofrío, la sangre que se escurre por mi cara y el latido de mi corazón.

«¿De qué estás hablando?» Respondí, con la boca seca luchando por balbucear palabras inteligentes…