Dar a luz a lo inesperado

Durante 20 años he trabajado como mediador en situaciones violentas -de Irlanda del Norte a Somalia, de Colombia a Nicaragua, del País Vasco y Tayikistán a Filipinas- en las que los ciclos de venganza parecen empeñados en perpetuarse y los implicados encuentran formas de justificar su parte en el ciclo. De estos escenarios se desprenden algunas lecciones para los desafíos del terror.

En primer lugar, hay que reconocer que los ciclos de ira violenta se construyen a partir de la percepción de una amenaza para la supervivencia y de experiencias directas de exclusión a lo largo del tiempo. Para detener el ciclo hay que seguir una pauta: Evita hacer lo que ellos esperan. Esperan que arremetamos. Necesitan a gente sin derechos para perpetrar el mito de que luchan contra un sistema enloquecido. Necesitamos destruir el mito, no a su gente…