La imaginación moral

Me gustaría empezar contando tres historias. Es ese momento de la tarde, ya sabes, es la hora del cuento. No sé a cuántos de ustedes los acostaron con cuentos o acostaron a sus hijos con cuentos, pero hace algunos años, cuando en una de mis iteraciones me tocó dar el sermón de la mañana, cosa que no ocurría muy a menudo. Mi padre era pastor, pero sólo en raras ocasiones subo a un púlpito. Mi hija me preguntó – tendría 6 ó 7 años- «¿De qué vas a hablar?» Así que le di algunas ideas y le dije que pensaba contar algunas historias y ella dijo: «Papá, cuenta sólo las historias y olvídate del resto.» Así que fue un buen consejo y lo he seguido. Así que es la hora de los cuentos.

El primero se titula «Cómo unas pocas mujeres detienen una guerra.»

Bueno, no se propusieron detener una guerra, sólo querían asegurarse de poder conseguir comida para sus familias. Su idea inicial era bastante sencilla: Ir al mercado y asegurarse de que fuera seguro para que cualquiera pudiera comprar y vender…