La poética de la consolidación de la paz

El tema de la conferencia, las «artes de la paz», quizás no podría expresarse mejor que a través de la presencia y la resistencia de la Sociedad de Poetas Falui. Estas palabras iniciales proceden de un reciente libro en colaboración entre mi hija Angie y yo, que hemos titulado When Blood and Bones Cry Out: The Aural Landscape of Building Peace (Cuando la sangre y los huesos claman: Travesías por el paisaje sonoro de la curación y la reconciliación), y constituyen el tema central de esta sesión. Alojados como estamos en el contexto de un seminario anabautista histórico con la invitación a explorar cómo la «transformación de conflictos» representa un arte y cómo ese arte informa la «fabricación» de la paz, no puedo evitar comenzar con una pequeña nota sobre un pasaje bíblico clave: Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Nuestra predilección moderna por el análisis, el proceso, el resultado, la técnica y la prescripción para quienes estamos motivados por la fe cristiana y nos dedicamos profesionalmente a la «pacificación», tendemos a tomar la afirmación de Jesús como fundamento de nuestro trabajo. Sin embargo, tal vez pasemos por alto la genialidad de cómo pudo enmarcarse originalmente esta enseñanza, que sitúa de manera significativa nuestro debate de hoy…