Misericordia

Deseo sugerir en este breve documento que el olvido y la Misericordia tienen un vínculo integral que hoy más desesperadamente que nunca debe ser comprendido y puesto ante nuestra comunidad humana. Ese vínculo es la verdad fundamental de que la curación no está controlada por las maquinaciones del pensamiento racional ni por las fórmulas de memoria de las medicinas sociales. El aceite calmante que cura, literalmente la traducción griega de «misericordia», se encuentra el poder paradójico de lo inesperado a través de la reentrada del amor compasivo y sacrificado en las relaciones humanas cuando no es merecido ni requerido, y donde se ofrece no en nombre de aquellos a quienes apreciamos, sino en nombre de aquellos que nos desean el mal. Para explorar ese aceite curativo en nuestro mundo roto, primero debemos preguntarnos qué es exactamente lo que hemos olvidado en el contexto de nuestras cuatro voces vinculadas -Verdad, Misericordia, Justicia y Paz- y luego debemos sumergirnos hacia los contextos de donde menos podemos esperar encontrar este aceite, pero donde milagrosamente está presente y atestigua que la Misericordia es el camino de los valientes y no de los cobardes…