Oír voces

Una de las preguntas más frecuentes que recibo sobre el aprendizaje gira en torno a su finalidad principal. Un mentor, un modelo o un Maestro como imagen crea una paradoja. Por un lado, la propia esencia de modelo de conducta sugiere a alguien que inspira, cuya vida y experiencia proporcionan un ejemplo que otros desearían emular. Por otro lado, aunque halagador (y debemos señalar que poderoso, una cuestión que tendremos que explorar más adelante) también plantea el potencial de un proceso poco saludable de intentar ser como otra persona, de convertirnos en alguien que no somos.

La cuestión es la siguiente: ¿Se establece un aprendizaje para que una persona aprenda a imitar a otra? ¿Se convertirá el aprendiz en un clon del Maestro?

Creo que la respuesta es un «¡No!» decidido y…