El tercer turno

Quiero dar las gracias a la Fundación Niwano para la Paz por este extraordinario reconocimiento. Apreciamos profundamente su compromiso con los constructores de la paz inspirados en la fe y su énfasis en la cooperación interreligiosa.

A lo largo de casi cuatro décadas he trabajado en lugares descritos como zonas de guerra. Aunque el sufrimiento humano estaba siempre presente, personas valientes y compasivas mantuvieron viva la esperanza con la convicción paciente e inquebrantable de que era posible un cambio para bien.

En Medio Magdalena y Montes de María, en Colombia, encontré comunidades locales que, en medio de la lucha armada, se propusieron establecer zonas de paz y apostaron por el diálogo frente a la violencia.

En Wajir, Kenia, las mujeres decidieron que podían hacer que su mercado local fuera más seguro para que personas de todos los orígenes pudieran comprar y vender. Su iniciativa creció hasta convertirse en una amplia red de alianzas insólitas que juntas pusieron fin a la guerra que su zona…