¿Cómo sabe el azafrán que es hora de levantarse?

Hoy hemos empezado la clase con un pequeño ejercicio basado en El libro de las preguntas de Pablo Neruda. Fue el último volumen de poesía que publicó. Siempre me ha parecido intrigante que un hombre de tal perspicacia y contribución dedicara sus últimos días a elaborar preguntas -320 en unos setenta poemas- que no tienen por objeto buscar una respuesta, sino más bien disfrutar del oficio de una buena pregunta. Plantea una cierta ironía. Las preguntas acompañan un viaje vital. Las respuestas surgen de las necesidades y percepciones de un momento y un contexto determinados. Una buena pregunta goza de la permanencia de la indagación; las respuestas, de la fugacidad…